Matthew 18

El mayor en el reino de los cielos

1En aquel tiempo, los discípulos se llegaron a Jesús y le preguntaron: “En conclusión, ¿quién es el mayor en el reino de los cielos?”
1 ss. Sobre este punto fundamental cf. Lc. 1, 49 ss.; Mc. 10, 14 s. y notas. “Si el valor de una conducta se mide por el premio, aquí está la principal. ¡Y pensar que la pequeñez es lo que menos suele interesarnos!”.
2Entonces, Él llamó a sí a un niño, lo puso en medio de ellos, 3y dijo: “En verdad, os digo, si no volviereis a ser como los niños
3. Si no volviereis, etc. : todos hemos sido niños. El volver a serlo no puede extrañarnos, pues Jesús dice a Nicodemo que hemos de nacer de nuevo (Jn. 3, 3 ss.). “¡Ser niño! He aquí uno de los alardes más exquisitos de la bondad de Dios hacia nosotros. He aquí uno de los más grandes misterios del amor, que es uno de los puntos menos comprendidos del Evangelio, porque claro está que si uno no siente que Dios tiene corazón de Padre, no podrá entender que el ideal no esté en ser para Él un héroe, de esfuerzos de gigante, sino como un niñito que apenas empieza a hablar. ¿Qué virtudes tienen esos niños? Ninguna, en el sentido que suelen entender los hombres. Son llorones, miedosos, débiles, inhábiles, impacientes, faltos de generosidad, y de reflexión y de prudencia; desordenados, sucios, ignorantes y apasionados por los dulces y los juguetes. ¿Qué méritos puede hallarse en semejante personaje? Precisamente el no tener ninguno, ni pretender tenerlo robándole la gloria a Dios como hacían los fariseos (cf. Lc. 16, 15; 18, 9 ss.; etc). Una sola cualidad tiene el niño, y es el no pensar que las tiene, por lo cual todo lo espera de su padre”.
, no entraréis en el reino de los cielos.
4Quien se hiciere pequeño como este niñito, ese es el mayor en el reino de los cielos. 5Y quien recibe en mi nombre a un niño como este, a Mí me recibe
5 s. A Mí me recibe : cf. 10, 40 y 25, 40. Recompensa incomparable de quienes acogen a un niño para educarlo y darle lo necesario “en nombre de Jesús”; y máxima severidad (v. 6) para los que corrompen a la juventud en doctrina o conducta. Escándalo es literalmente todo lo que hace tropezar, esto es, a los que creen, matando su fe en Él, o deformándola.
”.

El escándalo

6“Pero quien encandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el abismo del mar. 7¡Ay del mundo por los escándalos
7. Forzoso: inevitable, en un mundo cuyo príncipe es Satanás, el hallar tropiezo y tentación para nuestra naturaleza harto mal inclinada (cf. 1 Co. 11, 19). Pero ¡ay del que nos tiente! y ¡ay de nosotros si tentamos! Grave tema de meditación frente a las modas y costumbres de nuestro tiempo.
Porque forzoso es que vengan escándalos, pero ¡ay del hombre por quien el escándalo viene!
8Si tu mano o tu pie
8 s. Manos, pies, ojos: Quiere decir que debemos renunciar aun a lo más necesario para evitar la ocasión de pecado. “Huye del pecado como de la vista de una serpiente, porque si te arrimas a él te morderá” (Si. 21, 2). San Pablo enseña a dejar aun lo lícito cuando puede escandalizar a un ignorante (1 Co. 8, 9 ss. y notas).
te hace tropezar, córtalo y arrójalo lejos de ti. Más te vale entrar en la vida manco o cojo, que ser, con tus dos manos o tus dos pies, echado en el fuego eterno.
9Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo y arrójalo lejos de ti. Más te vale entrar en la vida con un solo ojo, que ser, con tus dos ojos, arrojado en la gehenna del fuego. 10Guardaos de despreciar a uno solo de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente la faz de mi Padre celestial
10. En esto se funda la creencia en los Angeles Custodios.
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11[Porque el Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido]
11. Este v., cuyo sentido no se descubre aquí, falta en varios códices. Sin duda es una glosa a los vv. 12 ss. tomada de Lc. 19, 10.
”.

Valor de un Alma

12“¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se llega a descarriar, ¿no dejará sobre las montañas las noventa y nueve, para ir en busca de la que se descarrió? 13Y si llega a encontrarla, en verdad, os digo, tiene más gozo por ella que por las otras noventa y nueve, que no se descarriaron. 14De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno de estos pequeños”
14. Literalmente: “Así no hay voluntad delante de vuestro Padre celestial que se pierda”, etc. El verdadero sentido según el contexto se ve mejor invirtiendo la frase: “Es voluntad... que no se pierda”. Así lo demuestra esta parábola de la oveja descarriada. Véase Lc. 15, 1 ss. y notas.
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Corrección fraterna

15“Si tu hermano peca [contra ti]
15. Las palabras “contra ti” faltan en los mejores códices y proceden quizá del v. 21 o de Lc. 17, 4. Buzy y otros modernos las suprimen. Cf. Lv. 19, 17; Dt. 19, 17; 1 Co. 6, 1 ss.
repréndelo entre ti y él solo; si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
16Si no te escucha toma todavía contigo un hombre o dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra. 17Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia
17. “Por lo cual los que están separados entre sí por la fe o por el gobierno no pueden vivir en este único cuerpo (Iglesia) y de este su único Espíritu” (Pío XII, Encíclica del Cuerpo Místico). Cf. 1 Co. 5, 3 ss.
, sea para ti como un pagano y como un publicano.
18En verdad, os digo, todo lo que atareis sobre la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que desatareis sobre la tierra, será desatado en el cielo”
18. Los poderes conferidos a S. Pedro (16, 19) son extendidos a todos los apóstoles (vv. 1, 17 y 19 s.); sin embargo no habrá conflicto de poderes, ya que Pedro es la cabeza visible de la Iglesia de Cristo, pues solo él recibió “las llaves del reino de los cielos”. Véase Jn. 20, 22 ss.; Hch. 9, 32. Cf. Hch. 2, 46; Col. 4, 15.
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19“De nuevo, en verdad, os digo, si dos de entre vosotros
19. De entre vosotros: A todos los que queremos ser sus discípulos nos alcanzan estas consoladoras palabras.
sobre la tierra se concertaren acerca de toda cosa que pidan, les vendrá de mi Padre celestial.
20Porque allí donde dos o tres están reunidos por causa mía, allí estoy Yo en medio de ellos
20. Grandiosa promesa: Jesús es el centro y el alma de tan santa unión y el garante de sus frutos.
”.

El Siervo sin entrañas

21Entonces Pedro le dijo: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y le perdonaré? ¿Hasta siete veces?” 22Jesús le dijo: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete
22. Es decir: siempre. Dedúcese de aquí la misericordia sin límites, con que Dios perdona, puesto que Jesús nos presenta a su Padre como modelo de la misericordia que nosotros hemos de ejercitar (Lc. 6, 35 s.).
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23Por eso el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24Y cuando comenzó a ajustarlas, le trajeron a uno que le era deudor de diez mil talentos
24. Diez mil talentos: más de 50 millones de pesos.
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25Como no tenía con qué pagar, mandó el Señor que lo vendiesen a él, a su mujer y a sus hijos y todo cuanto tenía y se pagase la deuda. 26Entonces arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: “Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo” 27Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le perdonó la deuda. 28Al salir, este siervo encontró a uno de sus compañeros, que le debía cien denarios
28. Cien denarios: menos de cien pesos, esto es, una suma enormemente inferior a la que debía él a su amo.
, y agarrándolo, lo sofocaba y decía: “Paga lo que debes”.
29Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba y decía: “Ten paciencia conmigo y te pagaré”. 30Mas él no quiso, y lo echó a la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31Pero, al ver sus compañeros lo ocurrido, se contristaron sobremanera y fueron y contaron al amo todo lo que había sucedido. 32Entonces lo llamó su señor y le dijo: “Mal siervo, yo te perdoné toda aquella deuda como me suplicaste. 33¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, puesto que yo me compadecí de ti?” 34Y encolerizado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que hubiese pagado toda su deuda. 35Esto hará con vosotros mi Padre celestial si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano
35. Aplicación de la quinta petición del Padre Nuestro. Véase 6, 14 s.
”.
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